El sector de la
construcción, entendido como actividad industrial, presenta las siguientes
características que lo diferencian del resto:
- La
incidencia de los costes del factor trabajo (Horas Hombre) es muy superior al
resto de las actividades industriales.
- Posee el menor índice
de productividad dentro del sector secundario de la economía.
- Actúa
como sector de paso para la conversión de mano de obra del sector primario
(empleado rural) al secundario.
Dos
son las principales razones para que la anterior afirmación, en lo referente a
mano de obra, sea cierta:
- Por un lado, los
trabajos de ayudante en la construcción exigen menores conocimientos y
experiencia que en las industrias estacionarias y son, por tanto, más
accesibles para la mano de obra agrícola –no especializada-, que suele ser la
de más bajo nivel educativo y de preparación profesional.
- Por otro lado, los
empleos en la industria estacionaria son más estables en el espacio y en el
tiempo, y se hallan al abrigo de las inclemencias climatológicas, teniendo
tasas más bajas de accidentes laborales. Por tanto, suelen ser los puestos de
trabajo con más demanda, por lo que la competencia para cubrirlos es mayor; y
en esta competencia, el trabajador más cualificado –procedente de otras
industrias o de la construcción- es preferido al que directamente procede del
medio rural, por lo que este último debe acabar por acceder a puestos de
trabajo en sectores afines a la construcción para acumular la experiencia y
cualificación necesaria para promocionar a otros sectores más exigentes.
De lo expuesto en este apartado, se
infiere que la mano de obra existente en el sector de la construcción es, en
general, de menor cualificación que la existente en otros sectores de tejido
productivo. Esta, en principio, menor cualificación laboral, va a influir de
forma negativa en los rendimientos de los trabajos obtenidos (baja
productividad).
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